El Fiscal Nelson Mastorchio junto con la secretaria María Elisa Merli se constituyeron de manera inmediata en el lugar del hecho y dispusieron medidas en la urgencia para el esclarecimiento del mismo. Dichas diligencias fueron, comisionar a personal de la Delegación de Policía Científica y a los peritos de la Delegación de Bomberos, ordenándose, además el secuestro de la ropa de las víctimas e imputado en el nosocomio local donde se hallaban internados.

Durante la jornada, se trabajó en el lugar del hecho, hasta altas horas de la madrugada, dejando una consigna policial hasta que se retomaron las pericias al día siguiente, que se presentaron los mencionados funcionarios con la Instructora Judicial Dra. María Cruz Apesteguia, junto a los peritos de la especialidad. 

Las autoridades trabajaron incansablemente en la escena del crimen hasta altas horas de la madrugada, manteniendo una presencia policial continua para retomar las pericias al día siguiente. Durante este proceso, se recabaron testimonios de vecinos, bomberos voluntarios, amigos y familiares, además de obtener imágenes impactantes de una casa vecina que mostraban al hijo menor de edad saliendo envuelto en llamas.

Estas diligencias llevaron a la detención del presunto autor en el Hospital San José de Pergamino.

En una declaración indagatoria posterior que tuvo lugar el día viernes 15 de septiembre por la tarde, el acusado proporcionó una versión que difiere significativamente de la presentada por la Fiscalía, lo que genera contradicciones con las pruebas reunidas en las primeras 48 horas después del incidente.

Sin embargo, se solicitó al Juzgado de Garantías N.º 2 de Pergamino que convierta la aprehensión en detención, respaldando así la hipótesis de la Fiscalía sobre cómo se desarrollaron los eventos y los peligros procesales asociados a este crimen devastador.

En consecuencia, la Fiscalía mantiene graves acusaciones contra el acusado, incluyendo homicidio doblemente agravado (Art. 80 inc. 1 y 11) y homicidio agravado en grado de tentativa (Art. 81c. 1 y 42), según el Código Penal.

Hasta el momento, la investigación ha revelado que el imputado ejercía un claro control psicológico, económico y simbólico sobre la víctima, lo que constituye un evidente caso de violencia de género. El detonante de esta tragedia parece haber sido una discusión sobre la vivienda, que ocurrió poco después de que el abogado de Ageno le notificara el divorcio esa misma tarde.