Los hechos se produjeron entre el año 2015 y 2017, cuando la niña tenía entre 11 y 13 años de edad, situación que el hombre aprovechó para exhibirle material pornográfico desde su celular con el propósito de que la víctima tuviera conocimiento de prácticas sexuales de manera prematura y con el objetivo de desviar el desarrollo de su sexualidad.

También se lo acusó de besar y tocarla en sus partes íntimas en contra de su voluntad y utilizando la fuerza física para lograr su cometido, acciones que le produjeron a la víctima un grave ultraje.

El hombre fue condenado, el pasado lunes 4 de diciembre, como autor de los delitos de promoción de la corrupción de menores agravada, abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual gravemente ultrajante agravado por haber sido cometido en perjuicio de una menor mediante el aprovechamiento de la situación de convivencia preexistente.